martes, 13 de agosto de 2019
viernes, 9 de agosto de 2019
Autumn’s experience
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Last class, my teacher said that we had to write a post about an experience and I thought immediately in the autumn.
I’ loved this season because when I was a little child only four years of age, a fell in love for the first time.
One day, in the kinder garden, our teacher spoke about collage’s exercise in the street, and I discovered a more wonderful world before my eyes.
The floor was full of beautiful leaves with a million of different ochers, golden and warm yellows. Whith other children, we were running on piles of leaves and were lifting some more that were flying in against the pale blue sky.
The sun, more distant, was painting with orange yellow everything: the buildings, the street, my eyes and my soul.
Naked trees or with some dark green leaves, were beaten by the first cold winds were putting brown and gray colors in my vision.
I was very happy and this experience was the most important contact with the visual art and with happiness.
I have a plan, I think I will catch the autumn and put in my new room when I finish my house.
sábado, 29 de marzo de 2014
miércoles, 9 de mayo de 2012
En público...
La primera vez que me encontré
en una situación igual a esta, fue en los años setenta, en la escuela del
pueblo donde nací.
Estaría en primero, o segundo
grado, cuando la maestra cariñosamente, me pidió que pasara al frente, y leyera
las palabras que estábamos aprendiendo del libro.
Erguida de orgullo y con voz cándida,
me enfrenté al resto de mis compañeros y dije ampulosamente: -Lluvia.
Levanté la vista de la
lectura y sonreí feliz, sólo para descubrir la mirada desaprobadora de mi
jueza.
- No. No es “yuvia”.-me
corrigió con claras señales de haber esperado algo mejor de mí. -Lee bien.-
Volví a mirar las letras con
cuidado.
Si, decía “lluvia”, hasta
estaba dibujado un paraguas, y las líneas cortadas, con las que se expresan las
gotas.
Me confundí, levanté la vista
y volví a decir tímidamente: lluvia.
El intento no dio resultado. Casi
enfurecida, caminó desde el fondo del aula, y se puso a mis espaldas.
-Se pronuncia “liuvia”, no
“yuvia”.- Dijo enérgicamente. -Repetí. “Liuvia”.-
Traté de hacer mi mejor
esfuerzo, pero de mi boca salió el mismo “lluvia”, que había aprendido de mi
familia; que usaban los vecinos del barrio; el que hasta ahora servía para describir, un
simple suceso climático, en el mundo donde habitábamos.
La maestra volvió a insistir
con gestos de enojo en todo su cuerpo.
Quería que pronunciara exactamente,
como decía el libro.
Entonces reaccione, de la única
manera que podía una niña de 8 años.
Me puse a llorar. Si, a
llorar, como se hacía en mi pueblo, con “Y”.
Ejercicio para el curso de Oratoria, "Narrar una anécdota de infancia".
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